En una entrevista a la revista cristiana ’21rs’, Barrio subrayó que Benedicto XVI es una «mente abierta y de fe firme, clarividente y crítico con respecto a lo antiguo y a lo nuevo». Por ello, consideró que sería «una gran alegría» para Santiago de Compostela el poder recibirlo «en esta meta milenaria de peregrinos».
Por otra parte, denunció que «España está afectada por un proceso de secularización agresiva», que «está desmontando pieza a pieza el edificio de la familia» y que los medios «silencian la voz y las razones de la Iglesia».
Así, afirmó que este «proceso de secularización agresiva» que está sufriendo España «propicia una ruptura entre fe y cultura» y «no favorece» la presencia de la Iglesia y su papel de «formación cívica y social en la perspectiva de una antropología cristiana». Así, señaló que este proceso de secularización está promovido por las leyes promulgadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero que «pueden encontrar eco a nivel de otros Estados, aunque la sociedad en general no las considere».
En este sentido, aclaró que este proceso «se está cebando», especialmente, con la familia. «Esta orientación cultural está minando la base de la familia a través del amor libre, el divorcio y el aborto», explicó. Así, consideró que los derechos sexuales y las políticas de género del actual gobierno «están erosionando la verdad de la familia que se ve amenazada por una fuerte presión ideológica que trata de desmontar pieza a pieza el edificio de esta institución».
FAMILIA
Barrio recalcó que la familia es «una institución natural fundamental y universal» que «no puede ser manipulada por nadie» y subrayó que el futuro de la humanidad «se fragua en la familia y el deterioro de ésta es una amenaza para el tejido humano de la sociedad».
No obstante, se mostró optimista y consideró que España «sigue conservando la referencia a sus raíces cristianas que intenta revitalizar, buscando una redefinición de sí misma en el nuevo contexto social, cultural, religioso y político». En este nuevo contexto, el obispo gallego hizo votos para que siga presente la Iglesia como «signo de contradicción que no deja tranquilo al hombre que quiere conformarse con sus propias ideologías».
El arzobispo de Compostela también criticó a los medios de comunicación y subrayó que «silencian la voz y las razones de la Iglesia» y, además, tienden a «sensacionalizar otros aspectos de su vida y misión por la comercialización de la industria de la noticia».
Por ello, reclamó a los profesionales de la comunicación que «redescubran de nuevo la belleza de los principios y fundamentos de los profesionales de los medios en el servicio de la verdad».
