Abogado, economista, escritor y afamado divulgador científico, Eduardo Punset llegó a destacar en la transición española como secretario general técnico del primer Gobierno democrático, además de llegar a ser ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas. Pero el tiempo de la política pasó. Ahora, su mayor inquietud es la de dar una respuesta a todas las inquietudes emocionales que rondan por nuestras mentes. En la entrevista, Punset demostró sus amplios conocimientos científicos y su endereza ante el miedo. El año pasado sufrió un cáncer de pulmón, se operó, se sometió a quimioterapia y ahora saca a relucir las conclusiones positivas de esos momentos.
“He conocido la generosidad que se vive en los pasillos del hospital, incluso entre los propios pacientes”. Ahora, ya recuperado, presenta su nuevo libro “Por qué somos como somos”, una síntesis de la explicación de lo que ocurre en nuestro cerebro.
– ¿Por qué se le ocurrió la idea de preguntarnos por qué somos como somos para escribir su libro?
– El título tenía que haber sido “Por qué somos como somos por dentro”. Estamos empezando a descubrir lo que le pasa a la gente por dentro, porque hasta ahora ha sido un misterio. Millones de personas han vivido durante años sin saber que una parte del cerebro dedicado a la memoria disminuye a raíz del estrés. Tampoco sabíamos que fabricamos el futuro con los recuerdos, tal vez por eso exista el debate sobre la memoria histórica en España.
– En su libro asegura que nos equivocamos el 50 por ciento de las veces al tomar una decisión… ¿reconoce alguna equivocación suya?
– Acabamos de descubrir hace dos años que la gente toma decisiones en función de lo que ve, no de lo que cree. Por eso nos equivocamos. Yo, como la mayoría de los mortales, tomo decisiones en función del inconsciente, y es que de hecho el escenario consciente es el que menos ocupa en el cerebro.
– Somos más inteligentes, pero por ello quizás reflexionamos demasiados y esto es lo que provoca depresiones. ¿A usted le ha pasado?
– Yo creo que si se tienen explicaciones sensatas de lo que a cada uno le ocurre uno es más feliz y sosegado. Para no caer en una depresión creo que hay que cuidar mucho las relaciones personales, apoyarse en esto y mantener alejados de nuestros pensamientos los niveles de renta, por ejemplo.
– Ha pasado una enfermedad difícil, ¿Esto le ha hecho ver el mundo de otra manera?
– Me ha confirmado que alguna de las cosas que intuía era verdad. Es decir, que la diferencia entre la materia inerte, la materia viva y la inteligencia es mucho más difusa de lo que la gente cree, y por eso relativiza la enfermedad. En los años 60 vi un “graffiti” en el metro de Nueva York que decía si había vida antes de la muerte. Eso es lo importante, hay que preocuparse de la vida antes de la muerte, no de la que viene después. En los pasillos de la quimioterapia, abarrotados de gente, he descubierto que hay unos niveles increíbles de solidaridad entre la familia y los propios pacientes. Esto me hace pensar que vamos a caminar hacia sociedades más generosas.
– ¿Se siente más feliz ahora que cuando comenzó a investigar en estos conocimientos sobre las emociones?
– Sin lugar a dudas. Además la felicidad aumenta con la edad, está demostrado con un mecanismo que tienen que ver con la memoria y la percepción. Cuando la mente percibe un estímulo exterior es contrastarlo con el recuerdo, que en mi caso es muy largo pasados los 70 años.
– ¿A qué le tiene miedo?
– Creo que no tengo miedos, sí cierta ansiedad, pero no miedo. He aprendido que sólo sirve para una cosa, para paralizar y bloquear a la persona. Así se tienen menos posibilidades de enfrentarte a la vida.
– Se ha demostrado que el amor nació hace 3.000 millones de años, ¿para usted cuando nació?
– Para mí nació seguramente antes de los cinco años, porque la capacidad de amar aparece a esta edad, porque es cuando se ha tenido que desarrollar una autoestima y seguridad suficiente para afrontar el reto de lograr el amor del resto del mundo en el futuro. Quién no lo ha tenido, si alguien ha tenido traumas en esta franja de edad, puede desarrollar tendencias de indiferencia en el futuro e incluso puede convertirse en un psicópata.
– Se licenció en Derecho, en Ciencias Económicas. ¿Por qué este interés tan intenso por la ciencia?
– Yo llegué a este mundo un poco por casualidad, a los 30 o 40 años. A los economistas nos preocupaba el impacto de las nuevas tecnologías en la gestión económica. Había un interés por absorber mercados y competir mejor, y una multinacional quiso estudiar este tema. Me dieron la cátedra para estudiar este tema. Me di cuenta tras esto que alguien tenía que seguir subiendo y bajando los tipos de interés, pero yo no sería el responsable. Debía averiguar qué es lo que estaba ocurriendo en el mundo de la ciencia.
– Ha sido ministro, pero hoy se mantiene alejado de la política. ¿Ha perdido su interés en ella?
– Sí, porque pienso que hay otras cosas mucho más importantes que la política, como el sistema educativo, las posibilidades de trabajo en equipo, la gestión de la inteligencia social y emocional de la gente, etc.
– ¿Le gustaría vivir algún descubrimiento en especial?
– A nivel social, la introducción en el sistema educativo de una asignatura que se centrase en el estudio de las emociones, en vez de la Educación para la Ciudadanía, que está politizada. No debemos pasar ni un día más sin que mis nietas no conocieran sus emociones. La gente no sabe el efecto del miedo, no sabe que interrumpe el crecimiento de las uñas. Si un joven en crecimiento tiene pánico, no crece. A nivel individual, la capacidad de leer la mente está muy próxima.