El que fuera primer presidente de la Xunta, Xerardo Fernández Albor, apostó hoy por «llegar a un consenso» en el uso del idioma en la educación, al tiempo que consideró «bueno» que los padres opinasen en la reciente encuesta promovida por el departamento de Jesús Vázquez. «Todo lo que está haciendo el Gobierno gallego es libertad», agregó.
En una entrevista a Radio Galega, que pudo recoger Europa Press, Albor rechazó que exista un «problema» lingüístico, y entendió que lo que está haciendo el actual jefe del Ejecutivo es «muy bueno». «Nunca dijo que no se hable gallego, sino que los padres opinen. Todo eso es libertad. Hay que llegar a un consenso y sobre todo, que se hable lo que quiere el pueblo, no lo que quieren unos cuantos políticos», proclamó.
A sus 91 años, el ex presidente de Alianza Popular (AP) y miembro del Consello Consultivo de la Xunta acaba de recibir la Medalla de Galicia que otorga la Comunidad Autónoma, junto a los otros tres mandatarios gallegos: Fernando González Laxe (PSdeG), Manuel Fraga Iribarne (PPdeG) y Emilio Pérez Touriño (PSdeG).
Precisamente durante su presidencia fue aprobada la Ley de Normalización Lingüística –1983–, ya que fue elegido presidente en 1982 con el voto de los miembros de su partido y los de Unión de Centro Democrático (UCD) y PSdeG.
«AFÁN» POR LA AUTONOMÍA
«Me dejaron gobernar, eso hoy es impensable y es una pena. Demuestra que entonces había afán porque la autonomía triunfase, lo primero era Galicia», destacó. Así, recordó cómo «se partía de cero», ya que «no había sentimiento autonómico», por lo que «por un tiempo» tuvo que «prestigiar» a la presidencia de la Xunta.
Respecto del proceso de conformación de la autonomía, resaltó que al principio, «ni la UCD ni el PSOE querían ceder competencias, no les gustaba la autonomía». Por contra, los partidos gallegos «sí lo sentían», pero conseguirlo fue «difícil». Aquello sirvió, a su juicio, para demostrar que el pueblo gallego quería gobernarse, «quería Estatuto».
Sobre la posibiladad de que durante esta legislatura se reforme el Estatuto gallego, Albor precisó «que siempre hay que reformular cosas», pero consideró que «tampoco se debería reformar demasiado». «Lo importante es seguir viviendo en democracia y en un régimen de auténtica libertad», sentenció.
A este respecto, señaló que «no le tiene miedo» a los términos nacionalidad o nación, porque «eso es de nacimiento, no de Estado». «No significa que sea un Estado independiente», matizó, sino que el significado es «distinto para uno que se siente español que para otro que no».
Albor, que dejó la práctica de la medicina para dedicarse a la política a petición del histórico galleguista Ramón Piñeiro –al que este año la Real Academia Galega dedicó el Día das Letras–, aseguró «no haberle pesado» esta decisión. «El hecho de servir a mi pueblo me permite dormir tranquilo, fue un sacrificio que mereció la pena», concluyó.