Mientras nuestro país cabalga hacia la recesión y cada día se destruyen miles de puestos de trabajo buena parte de la clase política y periodística se dedica a polemizar sobre asuntos que en ningún modo son trascendentales. Por ejemplo, la «cúpula» pintada por Barceló en la sede de Naciones Unidas en Ginebra y la fallida colocación de una placa recordando que una monja, sor Maravillas, nació y vivió en uno de los edificios anexos al Congreso.
Respecto al primer asunto, a mi me sorprende que desde la derecha mediática se diga que Miquel Barceló ha sido premiado por el PSOE encargándole la pintura de la cupula ginebrina habida cuenta del apoyo político, que según parece, presta el pintor a los socialistas. La verdad es que esta es una de afirmación tan absurda como falsa, y para comprobarlo les invitó a que pregunten cuánto cuesta una cuadro de Barceló, cuál es su cotización en el mercado del arte, y cuando les digan la cifra sentirán un escalofrío, porque Miquel Barceló es uno de los grandes pintores contemporaneos cuyas obras se pagan con cifras impresionantes.
De manera que Barceló no necesita que el PSOE le haga ningún favor ni le pague ningún hipotético servicio prestado. Pero es que además es un desproposito arremeter contra el pintor porque al parecer siente simpatía por el PSOE. Barceló tiene derecho, como cualquier ciudadano, a mostrar su apoyo al partido que le venga en gana, y presuponer que su apoyo tiene precio son ganas de enfangar al pintor que, repito, no necesita ningún favor del PSOE.
Otra cosa es el debate sobre si lo que ha costado la cúpula es un dinero que en éstos momentos España está en disposición de gastar o no. Ojo, no estoy cuestionando su coste, aunque sea muy elevado, sino simplemente si dada la circustancia económica por la que atraviesa nuestro país y el resto del mundo. Debemos dedicar los recursos a un proyecto a mayor gloria del empeño político de nuestro presidente como es su Alianza de Civilizaciones que lo único que está generando es mucha burocracia y ningún resultado práctico. Pero en este país nuestro parece imposible que se produzca una discusión política sin que unos y otros se digan barbaridades.
En cuanto al segundo asunto, el que se refiere a sor Maravillas, la verdad es que se ha organizado un lío del todo desmesurado. La pobre monja ha sido objeto de manipulación por parte de la derecha y la izquierda, los unos proponer la colocación de la placa, porque no venía a cuento, y a los otros por haberles dado un ataque de laicismo rancio.
No sé más de sor Maravillas que lo que se ha publicado estos días, y la verdad es que hiere al sentido común como la derecha y la izquierda han colocado el asunto de la placa en las primeras páginas de los periódicos como si no tuvieramos otros problemas. Creo sinceramente que la gente de a pie, los ciudadanos normales y corrientes no andamos enzarzados en estas polémicas estériles, tampoco creo que hubiese importado mucho que se hubiera colocado una placa recordando que está monja convertida en santa había nacido en un edificio anexo del Congreso.
Pienso que tanto la derecha como la izquierda han llevado su fé religiosa unos y su fé laicista otros hasta el disparate. Pero claro, mientras nos entretenemos con la cupula de Barcelo y con la placa de sor Maravillas, desviamos la atención de lo fundamental y es que en éstos momentos miles de familias lo están pasando muy mal a cuenta de la crisis económica. Pero al parecer eso no entretiene tanto.