Zapatero tiene razones sobradas para estar satisfecho por acudir, representando a España, a la cumbre que dentro de unos días se celebrará en Washington para tratar sobre la crisis financiera internacional. El presidente hizo una apuesta audaz y arriesgada y ha ganado y su triunfo es el de toda España, porque es incomprensible que nuestro país no esté representado en el G-7 o en el G-20 o en cualquier otro G. De manera que todos debemos felicitarnos porque Zapatero haya logrado abrir una puerta que esperemos no se vuelva a cerrar nunca más.
Otra cosa es la puesta en escena y los réditos partidistas que Zapatero quiere obtener de esta presencia. Está bien que se haya reunido con banqueros y sindicatos, que escuche al jefe de la oposición Mariano Rajoy. Para la «foto» queda estupendo pero todos sabemos que esas reuniones son más formales que efectivas. Desde luego Zapatero se va a presentar en Washington pudiendo presumir de que nuestro sistema financiero tiene más solidez que los de países amigos, incluido Estados Unidos, que ya hemos visto cómo han sufrido las consecuencias de la actual crisis. Y el secreto, el secreto que puede revelar Zapatero en Washington sobre por qué nuestro sistema financiero es más sólido que el resto se debe al papel de control y supervisión que lleva a cabo el Banco de España. Porque ahí está el quid de la cuestión: la necesidad de que haya reglas y controles que impidan a las entidades financieras hacer lo que les venga en gana poniendo en riesgo todo el sistema como ha sucedido ahora.
De manera que Zapatero podrá aportar en la cumbre la experiencia española y plantear la necesidad de que el sistema financiero mundial tenga a partir de ahora unos controles efectivos y amen de que haya una coordinación entre los Estados para llevar a cabo esos controles. Pero no confundamos la crisis financiera con la crisis económica. Nuestro país esta bandeando el huracán financiero pero no la crisis económica que cada día supone que miles de personas se queden en el paro. Y es en la crisis económica donde Zapatero tiene que empezar a hacer los deberes cuanto antes. Las medidas que viene adoptado sin duda sirven para paliar los efectos de la crisis pero no son suficientes en vista de la celeridad con que se continúa destruyendo empleo. Por tanto el presidente debería de moderar su entusiasmo. Está bien ya digo que se sienta satisfecho por representar a España en la cumbre de Washington, pero es urgente que adopte más medidas para continuar paliando los efectos de la crisis económica, porque por ahora está perdiendo la partida. Pero, en fin, alegrémonos al menos de que acudir a la cumbre de Washington.