Cuadro del greco en toledo

Por qué pintó el greco la vista de toledo

El Greco, artista de origen griego que adoptó Toledo como su ciudad natal, pintó para el rey español en su capital, Toledo. Hoy en día, muchas de las obras maestras de El Greco -que transmiten temas religiosos de forma mística- pueden verse aquí.

Nacido en Grecia y formado en Venecia, Domenikos Theotokopoulos -sus amigos, que se las daban de listos, le apodaban “El Griego” o “El Greco”- se trasladó a España para encontrar trabajo como pintor. Encontró empleo aquí, en Toledo, donde pasó el resto de su vida, y desarrolló su estilo único de pintura.

En su obra se mezclan las influencias de sus tres lugares de residencia: los rostros en forma de icono de su patria griega, el colorido atrevido y las poses retorcidas de Italia y la espiritualidad casi mística de la España católica.

El Greco pintó visiones sobrenaturales: santos alargados… extendidos entre la Tierra y el Cielo. Pintó almas, no cuerpos. Los rostros parpadean como velas. Su arte, totalmente moderno y sin realismo, parece contemporáneo incluso hoy en día.

Mientras en la Tierra la ciudad de Toledo duerme, una visión tiene lugar en lo alto. Un ángel con una túnica ondulada despliega sus alas y vuela hacia arriba, sosteniendo a María, la madre de Cristo. Ella flota a través del espacio deformado, para recibir la serenata de los ángeles y ser envuelta en la luz radiante del Espíritu Santo. María está cargada desde dentro por el éxtasis de su fe. Ningún pintor, ni antes ni después, ha captado el misterio del mundo espiritual como El Greco.

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Cuadros famosos de el greco

Vista de Toledo (título original Vista de Toledo), es uno de los dos paisajes que se conservan pintados por El Greco. El otro, Vista y plano de Toledo, está expuesto en el Museo de El Greco en Toledo. Vista de Toledo se encuentra en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

Vista de Toledo es una de las representaciones del cielo más conocidas del arte occidental, junto con La noche estrellada de Vincent van Gogh y los paisajes de J. M. W. Turner y Claude Monet. En su ensayo, el historiador del arte Keith Christiansen afirma que Vista de Toledo es una de las obras maestras de El Greco[1].

Los historiadores del arte, en concreto Harold Wethey, han debatido la datación exacta de Vista de Toledo. Hubo cierto debate entre los historiadores del arte debido a la literatura temprana que escribió sobre El Greco. La literatura temprana que menciona Walter Liedtke en “Tres cuadros de El Greco”, sugiere que la Vista de Toledo fue pintada después de 1600 y poco antes de que El Greco falleciera en 1614. Sin embargo, el historiador de arte Harold Wethey cree que se pintó entre 1595-1600 por las similitudes con la otra obra de El Greco, San José y el Niño Jesús. Wethey respalda esta afirmación porque San José y el Niño Jesús se terminó entre 1597-1599. Wethey también aporta más pruebas al señalar las mismas técnicas utilizadas en el fondo de San José y el Niño Jesús que se pueden ver en Vista de Toledo[2].

El greco

Vista de Toledo (título original Vista de Toledo), es uno de los dos paisajes que se conservan pintados por El Greco. El otro, Vista y plano de Toledo, está expuesto en el Museo de El Greco en Toledo. Vista de Toledo se encuentra en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

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Vista de Toledo es una de las representaciones del cielo más conocidas del arte occidental, junto con La noche estrellada de Vincent van Gogh y los paisajes de J. M. W. Turner y Claude Monet. En su ensayo, el historiador del arte Keith Christiansen afirma que Vista de Toledo es una de las obras maestras de El Greco[1].

Los historiadores del arte, en concreto Harold Wethey, han debatido la datación exacta de Vista de Toledo. Hubo cierto debate entre los historiadores del arte debido a la literatura temprana que escribió sobre El Greco. La literatura temprana que menciona Walter Liedtke en “Tres cuadros de El Greco”, sugiere que la Vista de Toledo fue pintada después de 1600 y poco antes de que El Greco falleciera en 1614. Sin embargo, el historiador de arte Harold Wethey cree que se pintó entre 1595-1600 por las similitudes con la otra obra de El Greco, San José y el Niño Jesús. Wethey respalda esta afirmación porque San José y el Niño Jesús se terminó entre 1597-1599. Wethey también aporta más pruebas al señalar las mismas técnicas utilizadas en el fondo de San José y el Niño Jesús que se pueden ver en Vista de Toledo[2].

Autorretrato de el greco

El cuadro muestra a Cristo mirando al cielo con una expresión de serenidad; su figura idealizada parece segregada de las demás personas y de la violencia que le rodea[3] Una figura vestida de negro en el fondo señala a Cristo acusadoramente, mientras otros dos discuten sobre quién tendrá sus vestiduras. Un hombre vestido de verde a la izquierda de Cristo le sujeta firmemente con una cuerda y está a punto de arrancarle la túnica para preparar su crucifixión. En la parte inferior derecha, un hombre de amarillo se inclina sobre la cruz y taladra un agujero para facilitar la inserción de un clavo que atravesará los pies de Cristo. El rostro radiante del Salvador se yuxtapone violentamente a las toscas figuras de los verdugos, que se amontonan a su alrededor creando una impresión de perturbación con sus movimientos, sus gestos y sus lanzas[4].

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Cristo está vestido con una túnica roja brillante; es en esta túnica roja donde El Greco concentra toda la fuerza expresiva de su arte. La vestimenta púrpura (símbolo metonímico de la pasión divina) se extiende en un ligero pliegue; sólo la pareja cromática de amarillo y azul en el primer plano levanta una nota aparte que se acerca, en potencia, al himno glorificador del rojo[4].