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Cotilleos de mujeres y hombres
Los chicos cotillean más que las chicas
ResumenEste estudio examinó las diferencias entre los sexos en cuanto a la cantidad, los objetivos, el tono y los temas de los cotilleos en las conversaciones de 76 estudiantes universitarios masculinos y 120 femeninos. En contra de las creencias populares, los resultados indicaron que los cotilleos de hombres y mujeres contenían similitudes y diferencias. Los datos revelaron que las mujeres pasaban más tiempo cotilleando que los hombres y que las mujeres eran mucho más propensas que los hombres a cotillear sobre amigos cercanos y miembros de la familia. Sin embargo, no se descubrieron diferencias significativas entre los sexos en cuanto al tono despectivo de los cotilleos, y se comprobó que hombres y mujeres cotilleaban sobre muchos de los mismos temas.
Sex Roles 12, 281-286 (1985). https://doi.org/10.1007/BF00287594Download citationShare this articleAnyone you share the following link with will be able to read this content:Get shareable linkSorry, a shareable link is not currently available for this article.Copy to clipboard
Rasgos de personalidad de un cotilla
Según un estudio, cotillear es una habilidad social muy evolucionada y una táctica de competencia intrasexual que se relaciona con las preferencias evolucionadas de mujeres y hombres. También refleja las diferentes estrategias utilizadas por los sexos en su búsqueda de parejas adecuadas.
Las mujeres pueden ser más propensas que los hombres a utilizar los cotilleos y los rumores como táctica para hablar mal de un rival potencial que compite por la atención de un hombre. Las mujeres también cotillean más sobre el aspecto de otras mujeres, mientras que los hombres hablan de los indicios de posesión de recursos (riqueza) y de la capacidad atlética de sus competidores, señala el estudio publicado en la revista Evolutionary Psychological Science.
“Cotillear es una habilidad social muy evolucionada y una táctica de competencia intrasexual que se relaciona con las preferencias evolucionadas de mujeres y hombres”, dijo Adam Davis, de la Universidad de Ottawa (Canadá). Los investigadores encuestaron a 290 estudiantes heterosexuales canadienses de entre 17 y 30 años con tres cuestionarios: uno de ellos medía el grado de competitividad de los participantes hacia los miembros del mismo sexo que el suyo, especialmente en cuanto al acceso a la atención de posibles parejas.
Un hombre que chismorrea ya no es un hombre
Cuando la gente habla con los demás y no está criticando a otras personas o difundiendo rumores, se llama “hablar” o quizás “tener una conversación”. El lenguaje cambia con el tiempo. Tal vez había misoginia en la raíz de la palabra (como histérica), pero ahora puede aplicarse a cualquier persona y será vista negativamente.
Cuando la gente habla con los demás y no está criticando a otras personas o difundiendo rumores, se llama “hablar” o quizás “tener una conversación”. El lenguaje cambia con el tiempo. Tal vez la palabra tenía un origen misógino (como histérico), pero ahora puede aplicarse a cualquier persona y se verá de forma negativa.
Los beneficios del cotilleo
¿No es de extrañar que la amistad femenina se haya convertido en la base de algunas de las grandes historias del cine, el teatro y la literatura? Las amistades femeninas, a veces desordenadas, exquisitas y complicadas, pueden sufrir altibajos, pero probablemente sean las más enriquecedoras que una mujer pueda disfrutar.
Según el amplio mensaje cultural que rodea a las mujeres y sus amigas, la idea sigue siendo la misma: el vínculo entre dos mujeres es irrompible y rara vez puede destruirse. Incluso en Love Island, donde el principal objetivo de la serie es que las concursantes encuentren una pareja heterosexual, la reciente serie fue más una oda a la intensidad de las “girlmances” que otra cosa.
Sin embargo, las amistades femeninas suelen tener un filo. La cultura pop las ha idealizado tanto que las mujeres esperamos mucho de ellas, por lo que pueden llegar a ser tan tensas como sus equivalentes románticos. Hacerlas bien se considera parte integrante de la vida adulta, del mismo modo que lo fue el matrimonio.
Mientras que muchos hombres pueden mantener a sus amigos durante décadas con interacciones casuales y sin complicaciones, las mujeres suelen fomentar una intimidad al rojo vivo con algunos de sus amigos más cercanos. A la inversa, pueden tratarse con asombrosa crueldad con el mismo tipo de intensidad.