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Dolor en el esternon al presionar
Dolor de huesos en el pecho
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La costocondritis es una afección relativamente inofensiva que suele desaparecer sin tratamiento. Sin embargo, puede causar ansiedad, ya que sus síntomas pueden confundirse con un ataque al corazón. La aparición repentina de dolor en el pecho debe ser evaluada inmediatamente por los servicios de emergencia o por un médico.
A menudo no hay una causa definitiva para la costocondritis. Puede estar asociada a una lesión en la caja torácica o a una actividad o esfuerzo físico inusual (por ejemplo, levantar objetos pesados o toser mucho). La costocondritis puede producirse después de una enfermedad respiratoria, como un resfriado o una gripe, y en personas con enfermedades subyacentes como la fibromialgia, el lupus eritematoso sistémico y la espondilitis anquilosante.
Dolor en el centro del hueso del pecho
Reflujo ácido o acidez. Cuando el ácido del estómago sube al esófago, puede causar una sensación de ardor en el pecho que recuerda a la sensación de angina de pecho o que a menudo se confunde con un ataque al corazón.
Espasmo esofágico. Las contracciones repentinas y fuertes del esófago, el tubo muscular entre la boca y el estómago, pueden ser dolorosas. Estos espasmos también pueden atrapar la comida en el esófago e impedir que pase al estómago.
Enfermedad de la vesícula biliar. Un dolor repentino que suele producirse 30 minutos después de haber comido puede ser un signo de cálculos biliares. El dolor de la vesícula biliar suele sentirse justo debajo del esternón y puede extenderse al brazo derecho o entre los omóplatos. Se produce cuando la vesícula biliar se contrae en un esfuerzo por bombear la bilis alrededor de los cálculos biliares que bloquean su paso hacia el hígado.
Los tejidos de la cavidad torácica pueden inflamarse debido a una lesión, una infección o una afección autoinmune, en la que las células inmunitarias del organismo atacan sus propios tejidos. Entre las causas inflamatorias habituales del dolor torácico se encuentran las siguientes:
Zona del esternón
El dolor torácico, especialmente el agudo (es decir, el de “nueva aparición”) o el intenso, suele hacer que se busque una enfermedad cardíaca. Sin embargo, cuando no se detectan problemas cardíacos o pulmonares, el tratamiento suele consistir en ignorar el problema y esperar que desaparezca. Si dura lo suficiente como para convertirse en un dolor crónico, es decir, si está presente de forma constante y dura de 6 a 12 semanas, el paciente suele empezar a tomar analgésicos o tratamientos que van desde los más suaves, como el ibuprofeno o la quiropráctica, hasta los más importantes, como los analgésicos narcóticos, las inyecciones o los bloqueos nerviosos.
Características del dolor cardíaco: Suele ser (aunque no siempre) una presión profunda y aplastante, asociada a falta de aire, náuseas y/o sudoración profusa. Puede irradiarse al cuello, a la espalda o a cualquiera de los brazos. A veces se presenta con un dolor similar a la acidez de estómago. Tocar o empujar el pecho no suele tener un efecto significativo sobre la intensidad o el carácter del dolor. Cuando se pide a una persona que muestre dónde está el dolor, a menudo abrirá la mano y colocará toda la mano sobre una zona, lo que indica que el dolor es difuso y no está especialmente bien localizado.
Dolor bajo el esternón por encima del estómago
Ambas afecciones pueden causar un dolor sordo, fuerte o tenso en el pecho que puede extenderse a los brazos, el cuello, la mandíbula o la espalda. También pueden provocar síntomas adicionales, como disnea y náuseas.
Si tiene un ataque de angina y le han diagnosticado previamente la enfermedad, tome la medicación que le han recetado. Puede tomarse una segunda dosis al cabo de cinco minutos si la primera no surte efecto.
Si le duele el pecho y está sensible al tacto, puede deberse a una distensión muscular en la pared torácica. Esto puede ser sorprendentemente doloroso, pero con el reposo el dolor debería aliviarse y el músculo se curará con el tiempo.
Si tiene un dolor torácico agudo que empeora al inspirar y espirar, y va acompañado de otros síntomas como tos y falta de aire, puede estar causado por una enfermedad que afecta a los pulmones o al tejido circundante, por ejemplo:
El tratamiento de la pleuresía dependerá de la causa subyacente. La pleuresía causada por una infección vírica suele resolverse sin necesidad de tratamiento, mientras que la pleuresía causada por una infección bacteriana suele requerir tratamiento con antibióticos.