Ariadna Gil se convierte esta vez en toda una mujer de armas tomar para “Sólo quiero caminar”, la nueva cinta de Agustín Díaz Yanes la introduce en la piel de Aurora Sánchez, una heroína con sed de venganza que no tiene nada que perder. Ariadna da un paso más allá en el papel de la mujer en el cine español con esta interpretación y lo hace junto a otras tres mujeres, tres grandes actrices que completan el póquer de damas que ha elegido esta vez el realizador: Victoria Abril, Elena Anaya y Pilar López de Ayala. La catalana, que ya oye sonar su nombre para los Premio Goya, tiene aún pendiente de estrenar “El baile de victoria”, lo nuevo de Fernando Trueba y aunque aún no sabe por que se decantará en el futuro, tal vez pronto se la vea sobre las tablas.
-Háblanos de Aurora, tu personaje en “Sólo quiero caminar”, toda una mujer de ar,as tomar…
-Ha sido un lujo poder ponerme en la piel de esta mujer, Aurora es un personaje muy bonito de interpretar. No tiene nada que perder y es muy peligrosa. Es un personaje muy físico, sus necesidades son físicas, está sola y no le gusta involucrarse sentimentalmente con nadie. Cuando se enfrenta a algo duro y peligroso se desahoga sexualmente.
-¿Has tenido que prepararte de forma especial para este personaje de acción?
-Mucho, mi personaje hacía todo lo que yo no sabía hacer. Montaba y desmontaba armas, disparaba, manejaba taladros de mucho peso, escalaba… No sólo he aprendido a disparar, me he metido por primera vez en un gimnasio para interpretar a Aurora.
-¿Has visto Kill Bill?
-Sí pero no para hacer esta película, en las dos cintas se trata de mujeres que se vengan pero aquí nadie vuela y en Kill Bill sí lo hacen.
-¿Eres vengativa?
-No, algo rencorosa quizá pero me estoy quitando. Las cosas hay que intentar solucionarlas lo antes posible.
-¿En qué te basas a la hora de elegir tus proyectos?
-Depende, hay gente con la que no me lo pienso ni dos veces a la hora de trabajar con ellos, después cada película es diferente, además de un buen guión deben darse las condiciones necesarias para llevar a acabo lo que se pretende.
-¿Es ahora cuando estás recibiendo las mejores ofertas?
-No, todos los momentos son buenos para mi, estoy en un buen momento pero no en el mejor.
-¿Qué te apetece hacer a ti?
-No tengo una idea preconcebida del futuro, tienen que llegarme los guiones y una vez leídos decido si quiero hacerlo o no. Desde hace tiempo me llega mucho teatro y parece que es lo que más me atrae últimamente, me está llamando el teatro.
-¿Te asusta rodar en otros idiomas?
-No, es una cuestión de preparárselo bien, al menos en francés e ingles. Cuando salen cosas fuera que me gustan las prefiero porque conoces gente diferente y vives experiencias nuevas que nunca están de más.
-¿Qué tal es Diego Luna como pareja?
-Muy bien, ha sido muy fácil trabajar con él. Diego no es sólo un encanto, es un gran actor y trabajamos de la misma manera, los dos llegamos al rodaje con nuestras propias ideas pero estamos muy abiertos a lo que el director pide y llevamos la misma idea de ponernos las cosas lo más fáciles posible Son escenas muy fuertes y muy comprometidas en las que sin a penas guión tenemos muchas cosas que contar.
-¿Fue especial el hecho de rodar en Méjico?
-Para mi maravilloso, me gusta rodar fuera porque evita que te distraigas, pasas las veinticuatro horas pensando en la película y eso te ayuda mucho a concentrarte, además Méjico ayudó mucho a contar la historia, por desgracia allí se respira esa fuerza y esa violencia
-¿Admiras algo de esta mujer?
-Muchas cosas, su chulería y esa falta de complejos que la caracteriza las querría para mi.
-¿Qué crees que hubiera querido tener ella de ti?
-Hubiera querido tener una infancia tan normal como la mía, se trata de personajes que nacen ya en el lado malo de la vida y se limitan a sobrevivir.
-¿Qué destacas de tus compañeras de reparto?
-Las cuatro tenemos formas totalmente distintas de trabajar, Victoria es una actriz maravillosa, viene con dos mil ideas y llena de energía el set de rodaje, aporta ideas de todo tipo al rodaje y su cabeza no para quieta. Pilar en cambio entra en trance, se le pone roja la piel y cuando la tocas quema, es increíble ver cómo se concentra. Con Helena es muy fácil trabajar, hemos coincidido menos pera también trabaja diferente. Lo más curioso de este rodaje ha sido lo distintas que éramos todas la hora de trabajar y lo bien que nos complementábamos.
