El Placer de las caricias

Ellos también quieren ronronear, dejarse querer, entrar en el reino de las caricias. De las suaves, estimulantes, fuertes, ricas y sutiles. Todas ellas para él. Ellas, las caricias, perpetradas desde una lengua, dedos, manos u otro instrumento afín, son también delicia para los varones en cualquier rincón de su cuerpo, aunque hay que admitir que algunas zonas gozan de ventajas comparativas simplemente porque la naturaleza las dotó de más sensibilidad. De la geografía masculina no se escapa nada. Senos y pezones tienen gran sensibilidad y bien vale considerarlos en el juego amatorio, lo mismo que la nuca, cejas, orejas, axilas, manos, pies, muslos o la entrepierna. Las caricias en esta zona son estimulantes y ejecutadas lentamente son especiales para jugar, aún sabiendo que hay otras mucho más sensibles y erógenas como el pene.

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Juegue, diviértase usando los dedos, la boca, una pluma, un hielo o lo que se le ocurra y le resulte divertido a ambos. Deténgase en las zonas que sienta mayor recepción, que no siempre serán las mismas, cada faena tiene su afán. No vaya todo el tiempo directamente donde se sabe que el resultado es seguro. Pruebe.

Un lugar erógenos por excelencia, pero poco explorado, quizá por aprehensiones culturales, es la zona de la próstata, situada entre el ano y el escroto. Se puede estimular antes o durante la erección, con frotación, pulsión o introduciendo un dedo en el ano. El dedo acariciará la próstata ejerciendo presión sobre ella o empujando el ano hacia dentro.

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Las caricias suaves y con sutileza directamente en el pene pueden llegar también al orgasmo. Abordarlo, es cosa de imaginación. Una vez puede rodear el cuerpo del pene con la mano y mover su piel arriba y abajo, rítmicamente, con la velocidad, duración y presión que sintonice con los deseos de cada persona. Es importante que sea él quien diga lo que prefiere.

El frenillo, zona justo debajo del glande con el pene erecto, puede es extremadamente sensible. Una idea, en la medida que la pareja va llegando al orgasmo se puede aumentar la velocidad de los movimientos. Cuidado, si el destino final fue el orgasmo, tras la eyaculación el glande queda muy sensible.

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Las caricias suaves en los testículos, para la mayoría de los hombres tiene un efecto también relajante. El escroto (bolsa que contiene los testículos) es como si fueran los labios exteriores de la mujer, por eso aunque las caricias y los besos produzcan sensaciones muy agradables, no es probable que desemboquen en un orgasmo.

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