Parece que, más que ninguna otra anterior, la reunión desarrollada en la tarde de este lunes, esta vez en los despachos del Congreso, entre el jefe del Gobierno y el principal dirigente de la Oposición, señores Zapatero y Rajoy, se desarrolló en términos de acuerdo amplio. Rajoy apoya la presencia de España en la reunión del sábado que viene en Washington, y expresa su deseo de que esta presencia tenga continuidad en las restantes sesiones que deberán producirse para el nuevo ajuste de las instituciones y normativas mundiales financieras. Es decir, que el viaje al G-20no sea una visita de una sola vez, sino que se mantenga esa presencia española en los puntos en los que se «cuecen» los grandísimos asuntos, llámese G-8, G-9 ó G-20. Porque es seguro que en la reunión del sábado no se concretarán todas las novedades, por lo que Solbes explicaba gráficamente: «Uno no se toma un café y refunda el capitalismo»… O según otra versión de la feliz frase: «Uno no desayuna churros y por la tarde refunda el capitalismo»… El vicepresidente, en todo caso, ha advertido que la cumbre acarreará mucho trabajo antes de dar resultados. En efecto, los expertos no esperan, desde un primer momento, grandes logros en esa reunión a la que han sido invitados Zapatero y España.
Zapatero y Rajoy se mostraron perfectamente de acuerdo en que se hace precisa una regulación más estricta contra los excesos. Se trata de defender el libre mercado, como exponía Rajoy al presidente, respaldando al sector financiero pero sin recaer en el regreso a las ayudas del Estado, como hemos visto en las últimas semanas con bancos en crisis. Rajoy apostó también por un nuevo foro internacional ampliado, en el que se reconozca el peso actual de la economía española.
Es más, en esta euforia por hallarse «entre quienes deciden», el Gobierno español se propone plantear que el G-20 asuma su propio modelo de control bancario y financiero, y se estima que el sistema de supervisión será la baza principal de Zapatero en Washington. Es decir, se pretende que el modelo español de solvencia financiera y bancaria se traslade a la normativa internacional. Pero, más ampliamente, se buscará unificar el control y la supervisión así como aproximar las legislaciones de los distintos países o bloques de países. Por ejemplo, podría emplearse el resultado de esta crisis en impulsar la normativa financiera para la Unión Europea en su conjunto.
En todo caso, y una vez que en esta ocasión, en el encuentro de la Moncloa de este lunes, quedaron aparcados los problemas concretos que la crisis financiera e inmobiliaria produce en España, la coincidencia de Zapatero y Rajoy fue amplia. De hecho, los dos líderes políticos vienen a reivindicar prácticamente las mismas cosas que banqueros, patronal y sindicatos: regresar a la economía productiva y controlar la economía especulativa que nos ha conducido a la crisis presente.. Zapatero concluyó su encuentro asegurando que «hay buena relación». Rajoy trasladó al presidente todo un decálogo de medidas que le gustaría que se pudieran defender y aprobar en Washington. Se resumen en estas recetas las causas y soluciones de la crisis. Rajoy no desaprovechó la ocasión para recordar que el marco financiero español se aprobó precisamente con un Gobierno del PP, en 1999.