Idea del bien segun platon

Sócrates

El mayor logro de Platón puede verse, en primer lugar, en que, al oponerse a los sofistas, ofreció a la decadente Atenas, que había perdido la fe en su antigua religión, sus tradiciones y sus costumbres, un medio para restaurar la civilización y la salud de la ciudad: la recuperación del orden tanto en la polis como en el alma.

Los lectores modernos pueden considerar que la crítica de Platón a la democracia no es aplicable a la democracia liberal actual. Las democracias liberales no sólo se basan en consideraciones de libertad e igualdad, sino que también incluyen otros elementos, como el Estado de Derecho, sistemas multipartidistas, elecciones periódicas y una administración pública profesional. Organizada según el principio de separación de poderes, la democracia occidental actual se asemeja más a una versión revisada del gobierno mixto, con cierto grado de moderación y competencia, que a la democracia ateniense altamente inestable y sin control de los siglos IV y V a.C., en la que todas las políticas gubernamentales estaban directamente determinadas por los estados de ánimo, a menudo cambiantes, del pueblo. Sin embargo, lo que parece seguir siendo relevante en la filosofía política de Platón es que nos recuerda la dimensión moral y espiritual de la vida política. Considera que la virtud es la savia de toda buena sociedad.

Qué es la vida buena según platón

Como el Sol en la Alegoría de la Caverna, el Bien ilumina las otras Formas. Podemos ver que la Justicia, por ejemplo, es un aspecto de la Bondad. Y, de nuevo, sabemos que nunca hemos visto, con nuestros sentidos, ningún ejemplo de bondad perfecta, pero hemos visto muchos ejemplos particulares que se aproximan a la bondad, y los reconocemos como “buenos” cuando los vemos por el modo en que se corresponden con nuestra noción innata de la Forma del Bien.

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Según la lógica de Platón, el verdadero conocimiento se convierte, al final, en un conocimiento de la bondad; y por eso los filósofos son los que mejor pueden gobernar. El que tiene un conocimiento filosófico del Bien es el que es apto para gobernar. La creencia de Platón en la aptitud para gobernar del filósofo se conoce a veces como el “Rey Filósofo” (aunque el propio Platón nunca lo utilizó).

Platón desarrolló su Teoría de las Formas hasta el punto de dividir la existencia en dos ámbitos. Está el mundo de la experiencia sensorial (el mundo “empírico”), donde nada permanece igual, sino que siempre está en proceso de cambio. Su experiencia da lugar a opiniones. También hay un mundo que está fuera del espacio y del tiempo, que no se percibe a través de los sentidos, y en el que todo es permanente y perfecto o Ideal: el reino de las Formas. El mundo empírico sólo muestra sombras y pobres copias de estas Formas, y por ello es menos real que el mundo de las Formas mismas, porque las Formas son eternas e inmutables (sin cambios), los objetos propios del conocimiento.

Idea del buen ejemplo

Has oído decir a menudo que la Forma del Bien es lo más grande que hay que aprender, y que es por su relación con ella que las cosas justas y [otras cosas virtuosas] se vuelven útiles y beneficiosas (República, 505a).

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La República de Platón es un tratado de gran alcance, admirado por su profundidad, sus matices y su ambición. Platón se propone responder a dos preguntas:  ¿Qué es la justicia? y ¿Es la vida justa o injusta mejor para una persona?  En el proceso de responder a estas preguntas, defiende una sublime teoría de la naturaleza de la realidad y del conocimiento humano. El fundamento último de la metafísica de Platón -su visión de la realidad- es su teoría de las Formas, que culmina en la Forma del Bien. Pocos, dice Platón, comprenden realmente la naturaleza del Bien mismo (505e)[1].

La Forma del Bien se sitúa en la cima de la jerarquía del ser de Platón como la Forma última. Las Formas en sí son abstractas, aunque informan al mundo concreto[2], y Platón recurre con frecuencia a la metáfora para describirlas. Para entender el Bien en sí, Platón se basa en una analogía con el sol.

El simposio

La “Forma del Bien”, o más literalmente “la idea del bien” (ἡ τοῦ ἀγαθοῦ ἰδέα) es un concepto de la filosofía de Platón. La definición del Bien es una Forma perfecta, eterna e inmutable, que existe fuera del espacio y del tiempo.

Las primeras referencias que se ven en La República a la Forma del Bien están dentro de la conversación entre Glaucón y Sócrates (454 c-d). Al tratar de responder a estas difíciles cuestiones relativas a la definición de la justicia, Platón identifica que no debemos “introducir toda forma de diferencia y semejanza en la naturaleza”, sino que debemos centrarnos en “la única forma de semejanza y diferencia que era relevante para los modos de vida particulares”, que es la forma del Bien. Esta forma es la base para entender todas las demás formas, es lo que nos permite entender todo lo demás. A través de la conversación entre Sócrates y Glaucón (508 a-c), Platón analogiza la forma del Bien con el sol, ya que es lo que nos permite ver las cosas. Aquí, Platón describe cómo el sol permite ver. Pero hace una distinción muy importante, “el sol no es la vista” sino que es “la causa de la vista misma”. Así como el sol está en el reino visible, la forma del Bien está en el reino inteligible. Es “lo que da la verdad a las cosas conocidas y el poder de conocer al conocedor”. No sólo es la “causa del conocimiento y de la verdad, sino que también es objeto de conocimiento”.