Que son las maras en el salvador

Maras guatemaltecas

Se calcula que en El Salvador hay 25.000 pandilleros en libertad; otros 9.000 están en la cárcel[2] Las pandillas más conocidas, llamadas maras en el español coloquial salvadoreño, son la Mara Salvatrucha (MS-13) y su rival la Calle 18; las maras son perseguidas por escuadrones de la muerte, como la Sombra Negra. Entre los rivales más recientes se encuentra la mara en ascenso, Los Rebeldes 13.[3] Las pandillas juveniles criminales dominan la vida en El Salvador; se calcula que al menos 60.000 jóvenes pertenecen a las pandillas[4] Es uno de los tres países del Triángulo Norte de Centroamérica, junto con los vecinos Guatemala y Honduras, que sufren altos niveles de violencia[5].

En 2012, El Salvador experimentó un descenso del 41% en la delincuencia en comparación con las cifras de 2011, debido a lo que el gobierno salvadoreño denominó una tregua entre las pandillas[6]. A principios de 2012, hubo una media de 16 asesinatos al día, pero a finales de marzo esa cifra se redujo a menos de cinco al día, y el 14 de abril de 2012, por primera vez en más de tres años, no hubo asesinatos en el país. [7] En total, hubo 411 asesinatos en el mes de enero de 2012, pero en marzo la cifra fue de 188, lo que supuso una reducción de más del 40% de los delitos[8] La tregua terminó en 2014, y posteriormente la tasa de asesinatos volvió a aumentar[9].

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Wikipedia

Escrito por: Jaime Martínez Ventura. Abogado. Máster en Derecho Penal Económico. Miembro del Centro de Estudios Penales de El Salvador, CEPES. Ex Director General de la Academia Nacional de Seguridad Pública.

Este período marcó tres hitos en el desarrollo de las maras: la tasa de homicidios subió a un promedio de 59 por cada 100.000 habitantes, frente a los 42 anteriores. Si bien no todos los homicidios se atribuyen a las maras, son responsables de entre el 60 y el 70%; como consecuencia de las constantes redadas policiales que impedían la presencia de los pandilleros en lugares públicos donde solicitaban “colaboraciones” económicas a la población, tuvieron la necesidad y la oportunidad de dedicarse a la extorsión, que a la postre se convirtió en la base de su economía criminal; los líderes de las pandillas o pandilleros reconocidos se vieron obligados a trasladarse a otros lugares donde crearon nuevas estructuras, iniciando así una expansión sin precedentes de este fenómeno que hoy se encuentra en casi todo el territorio nacional.

Entre junio de 2009 y mayo de 2014 se estableció por primera vez un gobierno de “izquierda” en El Salvador. Esta administración tuvo dos períodos. En el primero, se buscó romper con el paradigma de la “mano dura”, por lo que en lugar de detenciones masivas, se fortalecieron las investigaciones policiales con el objetivo de identificar, perseguir y detener a líderes o miembros relevantes de las estructuras criminales para debilitar su capacidad de mando. Al mismo tiempo, se intentó aplicar medidas de inclusión social en las comunidades con una fuerte presencia de bandas. En el primer año se obtuvieron logros aceptables, ya que la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes, que a finales de 2009 era de 71, se redujo a 64,8 en 2010.

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Peleas callejeras ms-13 vs 18

El Salvador tiene una de las tasas de homicidio más altas del mundo. Las bandas ejercen un control territorial sobre determinados barrios y extorsionan a los residentes de todo el país. Reclutan por la fuerza a niños y someten a abusos sexuales a mujeres, niñas y personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT). Las bandas matan, desaparecen, violan o desplazan a quienes se resisten. Estas condiciones han provocado desplazamientos internos y transfronterizos.

Las fuerzas de seguridad siguen siendo en gran medida ineficaces a la hora de proteger a la población de este tipo de violencia. También han estado implicadas en graves violaciones de los derechos humanos, como ejecuciones extrajudiciales, agresiones sexuales, otros actos de tortura y malos tratos, y desapariciones forzadas. La impunidad de estas violaciones sigue siendo la norma.

Las investigaciones llegaron a las audiencias en solo 14 de los 48 casos de 116 ejecuciones extrajudiciales cometidas entre 2014 y 2018 que examinó la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) de El Salvador. Dos resultaron en condenas.

Mara salvatrucha

4Además de diferenciar a grandes rasgos entre pandillas y maras, varios estudios han clasificado a las pandillas según diferentes generaciones: la primera generación (grupos localizados, orientados al territorio, no sofisticados y con una estructura de liderazgo poco definida), la segunda generación (grupos nacionales orientados al mercado, centrados en la droga y con algunos vínculos transnacionales) y la tercera generación (grupos altamente sofisticados, orientados a las finanzas y que operan a nivel internacional) (Franco 2008: 5f; Sullivan 2008; Ribando Seelke 2011: 4). Se suele considerar que la Mara Salvatrucha y la Mara Dieciocho cumplen la característica de estar activas en más de un país (Franco 2008: 8). A partir de la evidencia sobre el contacto y la comunicación entre los diferentes capítulos de las maras en Centroamérica, México, Estados Unidos e incluso Canadá, los especialistas en seguridad sugieren que estas pandillas tienen el potencial de transformarse de pandillas callejeras (primera y segunda generación) en grupos criminales transnacionales más elaborados y con un mayor grado de organización en sus actividades delictivas (tercera generación). 7 Más allá de esto, Cruz (2010: 379) sostiene que las maras ya han evolucionado hasta convertirse en “chanchullos de protección con características de organizaciones transnacionales”, un proceso impulsado por las políticas represivas de los gobiernos del triángulo norte.