Esto no va para nada de politica

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Un partido político es una organización que coordina a los candidatos para que compitan en las elecciones de un determinado país. Es habitual que los miembros de un partido tengan ideas similares sobre la política, y los partidos pueden promover objetivos ideológicos o políticos específicos.

Los partidos políticos se han convertido en una parte importante de la política de casi todos los países, ya que las organizaciones de partidos modernas se han desarrollado y extendido por todo el mundo en los últimos siglos. Es muy raro que un país no tenga partidos políticos. Algunos países sólo tienen un partido político, mientras que otros tienen varios. Los partidos son importantes tanto en la política de las autocracias como en la de las democracias, aunque normalmente las democracias tienen más partidos políticos que las autocracias. Las autocracias suelen tener un único partido que gobierna el país, y algunos politólogos consideran que la competencia entre dos o más partidos es una parte esencial de la democracia.

Los partidos pueden desarrollarse a partir de las divisiones existentes en la sociedad, como las divisiones entre las clases bajas y altas, y agilizan el proceso de toma de decisiones políticas animando a sus miembros a cooperar. Los partidos políticos suelen tener un líder, que es el principal responsable de las actividades del partido; ejecutivos del partido, que pueden seleccionar al líder y que realizan tareas administrativas y organizativas; y miembros del partido, que pueden ser voluntarios para ayudar al partido, donar dinero y votar a sus candidatos. Los partidos políticos pueden estructurarse e interactuar con el electorado de muchas formas diferentes. Las contribuciones que los ciudadanos hacen a los partidos políticos suelen estar reguladas por ley, y los partidos a veces gobiernan de forma que favorecen a las personas que les donan tiempo y dinero.

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Polarización política

“Por más que [los partidos políticos] respondan de vez en cuando a los fines populares, es probable que en el curso del tiempo y de las cosas, se conviertan en potentes motores, mediante los cuales los hombres astutos, ambiciosos y sin principios podrán subvertir el poder del pueblo y usurpar para sí las riendas del gobierno, destruyendo después los mismos motores que los han elevado a un dominio injusto.”

Notas editorialesWashington advierte al pueblo estadounidense del impacto negativo que los partidos políticos opuestos podrían tener en el país.    Durante su presidencia fue testigo del ascenso del partido demócrata-republicano en oposición a los federalistas y le preocupaba que las futuras disputas políticas socavaran el concepto de soberanía popular en Estados Unidos.

Problemas del sistema político estadounidense

A menudo se presenta a los independientes como agentes políticos libres con el potencial de aliviar las rígidas divisiones partidistas de la nación. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de los independientes no son tan “independientes” políticamente. Y la pequeña proporción de estadounidenses que son realmente independientes -menos del 10% del público no tiene ninguna inclinación partidista- destaca por su bajo nivel de interés en la política.

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Entre el público en general, el 38% se describe como independiente, mientras que el 31% es demócrata y el 26% se autodenomina republicano, según las encuestas del Pew Research Center realizadas en 2018. Estos porcentajes han cambiado solo modestamente en los últimos años, pero la proporción de independientes es más alta de lo que era de 2000 a 2008, cuando no más de un tercio del público se identificaba como independiente. (Para más información sobre la identificación partidista a lo largo del tiempo, véase el informe de 2018 “Amplia brecha de género, creciente brecha educativa en la identificación partidista de los votantes”).

Una abrumadora mayoría de independientes (81%) sigue “inclinándose” hacia el Partido Republicano o el Partido Demócrata. Entre el público en general, el 17% son independientes de tendencia demócrata, mientras que el 13% se inclina por el Partido Republicano. Sólo el 7% de los estadounidenses se niega a inclinarse por un partido, un porcentaje que ha cambiado poco en los últimos años. Se trata de una dinámica que viene de lejos y que ha sido objeto de análisis anteriores, tanto del Pew Research Center como de otros.

Problemas con el sistema político estadounidense 2020

Para cualquiera que siga la política estadounidense, no es precisamente una novedad que demócratas y republicanos no se gusten. Por ejemplo, lo que ocurrió en el debate presidencial de la semana pasada. El presidente Trump y el ex vicepresidente Joe Biden hicieron poco por ocultar su desprecio mutuo. Y aunque el debate marcó un punto bajo en nuestro discurso nacional, fue la cristalización de una tendencia que viene desarrollándose desde hace tiempo: aborrecer al partido contrario.

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Esta tendencia no es nueva; de hecho, es cada vez más común entre los votantes estadounidenses. Sin embargo, este nivel de odio -que los politólogos llaman “partidismo negativo”- ha alcanzado niveles que no sólo son malos para la democracia, sino que son potencialmente destructivos. Y la animosidad partidista extrema es el preludio del colapso democrático.

Sin embargo, no siempre fue tan malo. Hace cuarenta años, cuando se les pedía que calificaran su opinión “favorable y cálida” de cada partido, el demócrata y el republicano promedio decían que se sentían bien con el partido opuesto. Pero desde hace cuatro décadas, los partidarios se han vuelto cada vez más contrarios entre sí en un ciclo creciente de aversión y desconfianza: las opiniones sobre el otro partido están actualmente en su punto más bajo.