Las encuestas de intención de voto no lo contemplan y los mapas electorales prevén otros escenarios, pero ya ha ocurrido dos veces en la historia. ¿Qué pasa si mañana se registra un empate en el Colegio Electoral?. El complejo sistema electoral de Estados Unidos lo permite, aunque es una hipótesis posible pero poco probable, y llegado el caso la Constitución establece que el nombre del presidente sea elegido por la nueva Cámara de Representantes que salga de las urnas este martes.
En Estados Unidos los ciudadanos no eligen directamente a su nuevo mandatario sino que lo decide el Colegio Electoral, que está formado por 538 delegados que corresponden al número de senadores -dos por cada uno de los cincuenta estados de la Unión- los 435 miembros de la Cámara de Representantes -cuya distribución se reparte en función de la población — y tres delegados del Distrito de Colombia, donde se encuentra la capital política del país, Washington DC.
La llave de acceso a la Casa Blanca está en 270 votos electorales, pero puede ocurrir que ninguno de los candidatos alcance la cifra mágica y que se produzca un empate a 269 votos electorales. Entonces las combinaciones posibles pueden plantear escenarios de lo más interesantes. Que el demócrata Barack Obama acceda a la Presidencia y que su ‘número dos’ sea la gobernadora Sarah Palin. O que el nuevo mandatario sea Joe Biden, o incluso la titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
El mecanismo es el siguiente. Una vez asignados los votos electorales los delegados de cada estado se reúnen a mediados de diciembre para depositar dos papeletas, una para el presidente y otra para el vicepresidente, y aunque el delegado está comprometido a respetar el sentido del voto ciudadano -de ahí que se les conozca como “compromisarios”, la ley no les obliga a respaldar al aspirante de su partido, algo que también ha ocurrido varias veces en la historia.
En caso de empate a 269, la Constitución otorga al Congreso bicameral la facultad de elegir al presidente y al vicepresidente de la Nación. La cita sería el 6 de enero y los escenarios la Cámara de Representantes, que votaría por el presidente, y el Senado, que votaría por el vicepresidente. La cámara baja está formada por 435 legisladores pero en esa votación cada territorio tendría sólo un voto. En total son 50 y como la previsión es que los demócratas tengan una mayoría suficiente saldría elegido Obama.
Pero si llega el día de la toma de posesión, el 20 de enero, y la Cámara de Representantes no ha elegido presidente automáticamente ocuparía el cargo el vicepresidente, que tendría que haber sido designado previamente por el Senado por el mismo sistema de mayoría absoluta. Todo apunta a un control de los demócratas en la cámara y entonces la opción sería Biden. Pero si tampoco se logra esa mayoría, la última palabra sería de su actual titular, que no es otro que Dick Cheney, lo que abriría la puerta a Palin.
Si hacemos un poco de matemáticas encontramos hasta cinco casos que terminan en empate. Uno de ellos es que cada candidato gane en los estados donde lo hicieron John Kerry y George W. Bush en 2004, pero que Obama lograra Iowa, Nuevo México y Colorado, que votaron republicano en las últimas elecciones, y McCain se impusiera en New Hampshire, que votó demócrata. Si dentro de unas horas se planteara algo así pasarían semanas hasta que conozcamos al nuevo inquilino de la Casa Blanca.